jueves, 2 de enero de 2014

El Recuenco, el pueblo de Poli

14 diciembre 2013

Para terminar el calendario de rutas de este año (la anterior fue la del Cocido con los colegas del C.C.Yunquera) habíamos dejado la que propuso Poli por la zona de su pueblo, El Recuenco, un entorno espectacular en una de las zonas más bonitas de Guadalajara, la Alcarria Baja, lindando ya con la provincia de Cuenca. Con este marco y el plan para el final a base de chuletas a la parrilla y buen vinito para recuperar, no era cuestión de dejarlo pasar, así que a pesar del intenso frío que estaba haciendo estos días, la decisión para hacerla fue unánime.

Nos ponemos pronto en marcha porque hay una tiradita hasta allí, y empezamos a disfrutar ya en el viaje en coche, especialmente desde Entrepeñas en adelante, admirando los magníficos paisajes de esta poco valorada provincia de Guadalajara y comentando lo bueno de recorrer aquellos parajes en bici, lo que hace que estemos impacientes por llegar y empezar a dar pedales.

Sorprendidos agradablemente por la belleza del paisaje que rodea El Recuenco, mientras resoplamos viendo como baja el termómetro (-2º a las 10 de mañana!!), llegamos por fin a casa de Poli. Rápidamente nos preparamos para empezar a dar pedales, que es la única manera en que vamos a entrar en calor, y empezamos a rodar.

Primer tramo de carretera y unos kms después nos internamos ya por caminos y pistas en amplias zonas de roble y encina, después interminables pinares, disfrutando de verdad, entre subida y bajada, de los espectaculares paisajes que se van sucediendo y que arrancan continuamente nuestras admiraciones. Así llegamos a las inmediaciones de Arbeteta, a donde llegamos después de un largo descenso, en medio del cual es necesario parar para recrearse con la panorámica de este bonito pueblo y hacer las obligadas fotos. Breve recorrido por algunas calles, hasta llegar a la plaza y echar un vistazo y unas fotos al famoso Mambrú, instalado en lo alto de la torre de la iglesia, y de aquí al mirador sobre el barranco del arroyo de la Rambla, desde donde, retomando la ruta, salimos ya del pueblo.

La ruta sigue siendo un auténtico espectáculo, con impresionantes vistas en cualquier dirección a la que se mire, entre las cuales podemos admirar el entorno de las Tetas de Viana, en contraste con las torres de la nuclear. Pero claro, esto no es "gratis", porque llegar arriba para ver cuesta subirse unas buenas pendientes, algunas bastantes duras y eso ya no gusta tanto, aunque en esta ocasión viene bien para no pasar frío y merece la pena por lo que se disfruta una vez arriba.

Llegamos al final del recorrido con una divertida bajada y ya con ganas de hincarles el diente a las chuletitas y calentarnos con unos tragos de vino. Empezamos con unas tapitas y unas cervezas, mientras en una buena chasca se van haciendo las brasas para la carne. Charla amigable y repaso de la ruta de bici alrededor de la lumbre, que se agradece porque el frio no cede, alternando vinito y chuletas que van alegrando el ambiente. En la calle ya no hay quién pare, así que terminamos ya en el bar con unos bizcochitos borrachos típicos de Guadalajara y el café y gintonic reglamentarios.


Y ya para casa ... pero como cada viaje lo tenemos que terminar como una aventura, viene el lío: Teo descubre que ha perdido la llave del coche!!! Se organiza la búsqueda: se rastrea todo el patio (¡cubierto con una cuarta de hojas!), se revisa toda la casa, la ropa, los coches, se vuelve a repetir la operación tres o cuatro veces ...  y después de casi dos horas y pasmados de frío, abandonamos las pesquisas sin resultado. Tendrán que enviarle otra llave y volver a por el coche mañana. Deseando meternos en los coches partimos de vuelta, para llegar a casa y poner fin a la jornada a más de las diez de la noche.

Y en 2014 seguiremos disfrutando de los amigos, de la bici, del campo y ... de todos estos ratos!!!

Algunas fotos más.