lunes, 8 de agosto de 2016

Viaje por la Sierra del Segura

Cuando actualizamos las últimas aventuras a primeros de este año, se nos pasó uno de los viajes cuya crónica andaba por ahí, no sabemos si en la mente de alguien, a medio camino de ser realidad o ya hecha y perdida por algún rincón de ese vasto mundo de la web.

Un misterio. Pero ahora ha aparecido y la publicamos para entretenimiento de quién tenga un rato que dedicarle. Ahí va ...

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Antes de la siguiente crónica de la ruta por las tierras onubenses os quería contar lo sucedido en el último viaje a La Parrilla.
Sé que es un coñazo leerlo pero a mí me gusta escribirlo y mandarlo es gratis.

Sí amigos… tengo la impresión de que existen rutas con misterio.
Os contaré lo sucedido en la más reciente.

La Parrilla. Ya sabéis que un reducidísimo grupo tocapedal – Pac, Pak, Pep, Vic - visitó recientemente las sierras y calares del Segura.
Habíamos salido pronto para llegar antes del anochecer. A las dos de la tarde y por recomendación del primo de Paco, Pedro el de Abarán, paramos a comer en Isso de Hellín, en el restaurante de los hermanos Cantero, donde nos atendió el Cantero joven. Recomendable venta de buen sabor e inmejorable precio y remate de chupito de aguamiel. Con la panza contenta reanudamos el camino hacia Elche de la Sierra, último reducto civilizado por eso se nos ocurrió, dadas las fechas prenavideñas, parar a comprar lotería y buscando el lugar de la administración, entramos en un pub donde unos jóvenes jugaban a cartas. Entonces no sé si Pakito, Paco, qué más da, dijo … hace un  mus ¿? y surgió el reto ….. tres horas tres estuvimos que si paso que si envido. Se nos fue la olla ….  y la tarde. 
Cuando continuamos  la ruta ya era noche cerrada.  Llegamos  sobre las diez.  Había luces en la escuela, allí  Mario echaba los últimos arrastros al subastao precena. Qué alegría volver a encontrarnos con los viejos amigos. Descorchamos botellas y cenamos un poco de todo, recuerdo especialmente unos ravioli con nata, espectaculares, hechos especialmente a petición del  músculo ciclista. Después de cenar dimos un paseo por carretera hacia el lugar dónde llegaríamos el día siguiente, y establecimos el punto exacto de la línea de meta con una referencia marcada en el asfalto.
Satisfechos por el día transcurrido nos acostamos tranquilamente, Pak y yo arriba, en la planta abuhardillada  y el resto en las habitaciones de la planta baja.
A media noche me despertó el ventarrón que se oía al zumbar en las carrascas cercanas. Y he de confesar que me preocupé un poco, pensando que el vendaval nos impediría salir al día siguiente, o como poco, nos haría cambiar la ruta por otra más ligth.  Aproveché el insomnio para visitar el mingitorio, y fue posar un pié en el suelo cuando lo oí por primera vez (misterio acojonante). Claramente pero bajito, como si se quejara la madera al pisarla. Varias veces me desperté en la noche, y el vendaval continuaba, y repitiendo el movimiento de levantarme siempre lo oí, la misma palabra, prolongando el misterio en medio del sueño,  hasta que apareció el día y con él , la lumbre, los panes tostados, el café, el aceinte y la miel.

Como suele pasar en el grupo, nadie habló de abandonar ¿? Y eso que el día continuaba muy desapacible, amenazaba lluvia y el viento no cesaba. Amargo oficio el de ciclista. Con resignada actitud nos subimos a nuestras queridas bicis y tiramos p´arriba, que como ya sabéis los que habéis ido por allí, es un buen cuestón de 500m de desnivel en seis km. Muy exigente, con zonas de mucha piedra y dura pendiente que te pone el corazón a cien. Pero a la vez es un camino fantástico, vas ascendiendo por el bosque de pino negral, repleto de jaras, tomillos, salvias y quejigos ….. me encanta ¡! , tiene algo especial. La ascensión termina en un sendero difícilmente ciclable, sólo capaces el Teo o alguna 29 y poco más.

Cuando corona el alto hay una gran pradera en pendiente donde siempre te asalta la emoción porque las condiciones climáticas se extreman. La última vez que estuvimos había una ventisca con nieve y niebla impresionante, casi rozamos  la tragedia pues en el tramo de sendero perdimos a Pepe que se desvió de la ruta por el desconcierto en la tormenta. Pero bueno ya sabéis que finalmente lo encontramos.
En esta ocasión hacia una pechá de viento que al igual que nosotros coronaba el alto alzándose desde la otra vertiente, encontrándonos de frente, impresionante, solo pudimos tomar las fotos de rigor y salir pitando  haciendo equilibrios hacia el hueco de Tus.

El hueco de Tus. Un cerrado y escondido valle regado por el rio Tus entre dos calares de más dos mil metros. Pequeñas aldeas se salpican por un recorrido ahora de bajada de unos 7 kms hasta el fondo del valle, donde hay un tranquilo camping, y un poco más allá un conocido balneario. Antes de comenzar la siguiente ascensión, parada de rigor en bar&café en el mismo valle y luego hacia el calar de la sima. Otros 400m de desnivel. Cruzas un bonito puente de madera sobre el rio y empieza la subida. El primer tramo es una sucesión de rampas de hormigón, tipo Muela de Alarilla, sin tanta pendiente pero de 2km de longitud. Subimos hasta  la bifurcación con el calar de la Sima, dónde nunca nos hemos acercado pero ya llegará el día. Desde este punto rumbo a Yeste,  a unos 22 kms por carretera. 

Yeste. Bonito pueblo serrano de marcada huella árabe. Comimos en el mismo hotel que hace dos años pero se notó, a peor, que habían cambiado al cocinero. Mala suerte. Café sin copa, y salida que queda mucho hasta raspilla.

Raspilla.  9km de suave subida por carretera de montaña, entre pinares y prados. Al llegar se ve el único cartel existente que anuncia la dirección de La Parrilla, y ahí comienza el último rampón y con él las escaramuzas del grupo en la pugna por llegar los primeros. Pero no por competitividad, noooooooo …… sino por gastar adecuadamente  las últimas energías. Coronó Pepe en severa  disputa con Pakito, y luego llegamos Paco y yo, pues reservamos las fuerzas para aguantarle duro a Mario en la escuela.

La fiesta en la Escuela. Nada más llegar paramos en la escuela a tomar una cerveza. La escuela es el bar, la iglesia, la discoteca, el casino, el ayuntamiento, el centro médico .... Aquí se reúne la gente para contarse, porque los parrilleros están contaos. Después del tercio, a casa, a preparar el partido Madrid/Barsa. La expectación nos la jodió bastante un culé de Molinicos que nos estuvo hurgando el jodio todo el partido hasta que le espetamos un ”va usté a la mierda oiga”. 0-3. Pero el desastre no nos quitó la gana de cenar. El entrante fue un plato que por aquí llaman “ajo y harina”, una especie de gachas manchegas muy sabrosas …. y el segundo un plato de codillo al completo. Luego tónico reponedor y al baile. Nos acercamos la línea madura, los chavales se quedaron encamaos. En la fiesta estuvimos hasta que comprobamos to el ganao y nos percatamos de los precios de los gintonis. Luego a descansar que falta nos iba a hacer para subir a Las Quebraas.


La subida a las Quebráaas. Al día siguiente subimos a esta aldea situada casi en lo alto del Calar pero en dirección contraria a Tus. Otra cuesta memorable, dura, tortuosa, bonita, sombría, por carretera hasta la misma fuente del calar. Seguimos un rato por el camino hacia Molinicos para alcanzar las mejores vistas sobre el valle y nos volvimos para que nos diera tiempo de hacer el tour por la Torre del Señorito y la aldea abandonada de Raspilla, el pueblo dónde nació Mario. Cuando llegamos a casa ya se había acabado la fiesta de San Juan, dónde todos, creyentes si o si, pasean al Santo por el pueblo mientras lanzan los cohetes prendidos por uno que se va fumando un puro.

La fiesta de San Juan. Os hago un resumen 'fotográfico' de la fiesta grande de La Parrilla. Los mozos todo el día con el botellín en la mano en la zona del bar, con el cansancio postrero del día previo de caza. Las mozas arreglás a bailar entre ellas o con algún despistao.  Todos revueltos, menos los tocap que tienen que  dormir  tan cansaditos los pobres,  haciendo la ronda entre los dos garitos del pueblo. Mario el señor de la música y la marcha, con su órgano Hammond Leo Rubio street band. La Mari a darle de comer a todos los santos. Y la chavalería a su bola poniendo petardos frente a la escuela, convertida en autentico parlamento de este pueblo serrano de los calares del Segura y las Villas.

Deciros que ya no volví a oír aquel gemido misterioso en la noche, lejano pero claro aún en plena tormenta y que se producía nada más tocar delicadamente el suelo con mi pie desnudo, solo una palabra …………………maricoooón …………. Y luego silencio.

Saludos compadres y disculpad nuevamente, soy un capullo pero no tengo peligro.
Poli al Recuenco y más allá. Podemos ir hasta dónde aguantemos….. que vamos a aguantar hasta el final.


VIC