domingo, 10 de octubre de 2010

Etapa A LAXE-SANTIAGO

Ya en la noche el ruido del aguacero en las ventanas del hotel auguraba un día complicado. Aunque con ciertas dudas, salimos temprano con un manto de agua de lluvia que nos acompañaría hasta el mismísimo Santiago. La ruta fue un sube y baja constante, discurriendo por senderos y corredoiras que rasgaban un paisaje de intenso verde pre otoñal. Por culpa o gracias a la interminable lluvia, la etapa se convirtió en un hito en nuestro peregrinaje difícil de olvidar. Pedaleamos bajo la lluvia, en ocasiones aguacero, como flotando por un mar de pequeñas aldeas, profanando en cierto modo la quietud del domingo. Casi es difícil recordar algo más grande, tal vez Silleda, donde paramos a sellar en el albergue. Carballos y castiñeiros, peregrinas y peregrinos a pié, eran testigos de nuestra marcha. Una tapita de callos, un trozo de empanada y un sorbito de aguardiente nos dio en Ponte Ulla la energía para encarar la subida del Pico Sacro, para a renglón seguido y después de algún kilómetro más, vislumbrar en Sar la silueta de las torres de la Catedral entre la bruma que nos envolvía. Serpenteando por las rúas de Santiago, llegamos a la plaza del Obradoiro para fundirnos bajo la lluvia en un abrazo con el corazón encogido por la satisfacción de haber completado el camino. Y con la mente ya puesta en nuestra siguiente ruta: ¡Buen camino compañero!

SANTIAGO

No hay comentarios:

Publicar un comentario