miércoles, 6 de enero de 2016

El Barranco del río Dulce

30 mayo 2015

No podíamos permitir que una de las mejores rutas, si no la mejor, que hemos hecho a lo largo del tiempo, se la perdieran los compañeros toc@pedaleros que no pudieron venir a la última etapa del Camino del Cid, a través de la siempre sorprendente Guadalajara.


Como la ruta completa (que narramos en el post anterior del Camino del Cid) es demasiado larga para una mañana y no vuelve al punto de partida, optamos por el tramo que recorre el río Dulce, sin duda el más atractivo, para disfrutarlo con tranquilidad, y la comida en Casa Juan de Aguilar de Anguita. O sea, lo mejor de lo mejor.

Así pues, arrancamos en Mandayona recorriendo desde el principio este espectacular paraje que es el Barranco del Rio Dulce … Aragosa, La Cabrera y finalmente Pelegrina, a ritmo de paseo para no perdernos detalle, admirando cada recodo del camino y comentando continuamente la gran belleza de este recorrido, que además está tan cerca, prometiéndonos que no será la última vez que vengamos.

Al llegar a Pelegrina, hacemos la corta pero dura subida hasta la entrada del pueblo, donde nos premiamos con una cervecita y su correspondiente pinchito de tortilla. Descendemos por la otra parte y seguimos por el cañón un último trecho, cruzamos por el puente de madera y, tras una dura y técnica subida, salimos al llano que nos va a llevar hasta Torremocha.

El regreso lo hacemos por arriba, dando la vuelta por Algora, pasando algunos tramos de monte hasta llegar a Mirabueno y desde allí, en lo alto de la cornisa que se asoma al valle, por una empinada y vertiginosa bajada llegamos de nuevo a Mandayona para terminar la ruta.

Otra opción que sugerimos y que fue la ruta original (y que seguramente haremos la próxima vez), es ir desde Pelegrina hasta Sigüenza y después de una visita a este conjunto histórico artístico, regresar por el mismo camino a Mandayona, disfrutando doblemente del recorrido.

Después de cargar las bicis nos refrescamos con unas cervecitas en casa de Agustín y ponemos rumbo a Aguilar para darnos el merecido homenaje en Casa Juan. Por supuesto no defrauda y, como la vez anterior, disfrutamos de una magnífica comida debidamente acompañada por cervecita fresca y un vino rico, en la que no falta la orejita a la plancha, la tabla de ibéricos o el plato de cuchara del día. Muy recomendable, se haya ido en bici o no.


Viaje de vuelta y fin de la jornada. Es o no es para repetir?  Pues eso!



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